En el primer post vimos la evolución del grafismo y las diferentes técnicas de estampación y sus diferentes fines. Ahora, nos gustaría incidir en la importancia de la propaganda en la Primera Guerra Mundial, que fue un pilar importantísimo en el desarrollo de esta. La propaganda, según RAE, es sus acepciones primera y cuarta:
1. f. Acción y efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores.
4. f. Asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc.
La finalidad de la propaganda como afirma la definición de RAE busca influir y persuadir de forma intencional en el imaginario colectivo, con una finalidad ideológica, comercial. En este punto encontramos una delgada línea entre la publicidad y el periodismo, ¿cuáles son los límites? Incluso hoy existe el debate de si la propaganda entendida como tal y la publicidad son dos cosas diferentes, o una engloba a la otra.
Pero centrémonos; en tiempos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) una se puso al servicio de la otra, e incluso la prensa se pone al servicio de la propaganda: el soporte impreso del periódico resulta ser el principal medio de difusión. No debemos olvidar también la importancia de la radio; las radios negras. Se utilizaba ya la radio en la Primera Guerra, pero es en la Segunda en la que las denominadas radios negras emitían para el enemigo aparentando ser una fuente de su propio campo.
Pero es el cartel el principal protagonista de la Primera Guerra Mundial, obviamente por el auge y la mejora de las técnicas durante finales del S.XIX y principios del XX como vimos en el anterior artículo: flexibilidad en la estampación, inclusión del color, avance del diseño y diferentes movimientos, finalidad comercial, grandes tiradas y más económicas, etc.
La cartelística se basaba en la persuasión mediante elementos gráficos y literarios. Como ya había ocurrido el pasado siglo, la estética nacional era la protagonista. En los carteles de cada país se representaban elementos, personas, referencias, vestuario típicos que conseguían conectar con el público de manera más profunda con fines de modelar ideologías, hacer llamamientos, generar patriotismo y ánimos, e incluso odio al enemigo. La madre patria aparecía representada figurativamente, haciendo la llamada.
A nivel escrito el mensaje se construía de manera potente: en imperativo apelando a la llamada directa (“I want you”, “Be a U.S. Marine!”) , etc. De hecho aquí cabe destacar que el famoso póster ilustrado por J.M. Flagg, “I want you” en el que aparece “Tio Sam”, es una copia inspirada en el poster “Your country needs you” en el que aparece Lord Kitchener haciendo una llamada desde el bando Aliado.
El papel de la mujer es esencial en el desarrollo de la guerra; no combate en el frente, pero su ayuda, colaboración y dedicación son un pilar fundamental: como enfermera, como trabajadora en fábricas, ocupándose de granjas, colaborando en los campos haciendo la comida de los soldados, etc. La propaganda hacía un llamamiento a que las mujeres colaborasen y tuviesen un papel activo, apelando también al patriotismo, al cariño a la familia, etc. Vemos entonces la importancia que tuvo la mejora técnica de las estampaciones, del diseño y de la retórica para movilizar países e inundar al pueblo con diferentes mensajes. En los Estados Unidos se imprimieron cerca de 20 millones de carteles en dos años, una cifra que refleja bien la importancia de este soporte en el curso de la guerra.
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