El auge de la web 2.0, blogs, wikipedias y demás derivados es un tema que ha sido analizado hasta la saciedad. Numerosos son los artículos y análisis sociológicos hechos sobre cómo este nuevo (o no tan nuevo) enfoque está cambiando la comunicación del siglo XXI. Tranquilos, no vamos a incidir en ello.
Uno de los aspectos que quizá todavía no haya sido desmenuzado al completo es el tema de cómo en la web social se diluye el concepto del autor de los contenidos y lo que esto puede llegar a provocar.
Para explicar este tema basta un ejemplo real. Hace no mucho me acordé de la famosa película francesa que en el año 1971 dirigiese Louis Malle Un soplo en el corazón (Le souffle au coeur) Al buscar información en Google sobre ella me sucedió algo muy curioso. En el primer sitio que consulté me encontré con esta sinopsis: «Laurent Chevalier, un joven de catorce años en el Gijón de mediados de los 50, comienza a descubrir los distintos aspectos de la vida».
Hacía bastante tiempo que había visto esta película y a pesar de mi frágil memoria todavía tenía algún que otro recuerdo sobre ella entre los cuales, desde luego, no estaba que se hubiese rodado en Gijón. En fin, una errata, pensé. El problema vino cuando en el segundo y el tercer sitio que consulté se reproducía lo mismo. Entonces me asaltaron las dudas ¿Se había adelantado Louis Malle a José Luis Garci escogiendo la ciudad asturiana como escenario de sus películas? Tiene que ser así, me dije, no puede ser que haya tanta gente que no se haya percatado de ello, el que se equivoca soy yo.
Pues bien, no fue hasta el cuarto o quinto sitio consultado cuando supe que mi memoria, en este caso, no me traicionaba y llegué a resolver el misterio: «Laurent Chevalier, un joven de catorce años en el Dijon de mediados de los 50, comienza a descubrir los distintos aspectos de la vida». Entonces sentí un gran alivio.
Todo esto me hizo pensar en esa gente que asevera que tal cosa es cierta porque «lo he leído en internet».Como si no hiciese falta citar la fuente exacta, como si internet fuese un torrente de información única e infalible.
En definitiva que estoy convencido de que algún día alguien me vendrá diciendo que en Gijón se hacen las mejores y más famosas mostazas del mundo, que es verdad porque lo ha leído en internet.
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